Extendemos el hojaldre sobre la bandeja de horno forrada con papel vegetal. Con un cortapastas, cortamos el hojaldre en 6 rectángulos iguales (o 9 si los queremos más pequeños) y espolvoreamos un poco de azúcar blanca por toda la superficie.
Pinchamos el hojaldre con un tenedor, le ponemos otro papel vegetal encima y colocamos otra bandeja encima para hacer peso y que al hornear el hojaldre no suba y quede finito.
Lo introducimos en el horno precalentado a 210° C durante 10 minutos. Pasado ese tiempo le retiramos la bandeja y el papel vegetal de encima y continuamos horneando otros 3-4 minutos más hasta que esté doradito por encima.
Comenzamos a montar la nata bien fría en un recipiente a ser posible también frío. Cuando coja algo de consistencia agregamos el azúcar y continuamos montando hasta que quede bien firme.
Ponemos una base de hojaldre y, con la ayuda de una manga pastelera, vamos vertiendo copetillos de nata montada por toda la superficie.
Colocamos otra segunda capa de hojaldre y hacemos lo mismo esta y con la tercera capa.
Sobre la última capa de copetillos de nata colocamos las frambuesas y refrigeramos unas cuantas horas.
Espolvoreamos bastante azúcar glas por encima en el momento de servir.