Separamos las claras de las yemas de los tres huevos. Las claras las apartamos para montarlas más tarde y las yemas las añadimos en un recipiente.
Vaciamos el contenido del yogur en un bol, porque a partir de ahora vamos a usar el vaso de yogur como medida.
Añadimos a las yemas dos yogures de azúcar y batimos hasta conseguir una mezcla blanquecina y con burbujas.
Añadimos entonces el contenido del yogur natural sin lactosa, un yogur de aceite de oliva y mezclamos bien.
Por último, tres yogures de harina tamizada y el sobre de levadura, también tamizada. Lo mezclamos todo muy bien hasta tener una mezcla homogénea y una vez listo, dividimos esta mezcla en dos recipientes distintos.
A una de las partes le vamos a añadir la ralladura de medio limón, y vamos a mezclarlo muy bien.
Y a la otra parte le vamos a añadir tres cucharadas de cacao en polvo sin lactosa, también mezclando todo muy bien hasta no tener grumos y que la mezcla sea homogénea.
Montamos a punto de nieve las claras que teníamos reservadas con una pizquita de sal y añadimos la mitad en cada una de las partes (la del cacao y la de la raspadura de limón). Mezclamos cuidadosamente en las dos, sin batir, hasta mezclarlo todo muy bien.
Conseguir el efecto “marmolado” es muy sencillo, sólo tenemos que ir alternando capas de las distintas mezclas (con y sin cacao) en un molde que previamente habremos untado con aceite de oliva o margarina 100% vegetal y espolvoreado con un poco de harina. Y con un palito vamos haciendo círculos y vetas.
Cuando ya esté todo listo, lo vamos a introducir en el horno, que habremos precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo, y lo vamos hornear 35 o 40 minutos, pero con calor sólo abajo.